El ojo de la espiral
II.
Buenos Aires, 2025
Como cuando se llega a un espacio que hacía tiempo no se visitaba, volví a las sesiones de asesoramiento filosófico. El cambio despertó en mí una mirada fresca, al mismo tiempo que asombro y curiosidad. Consciente de que hacía una transición del análisis psicológico a la reflexión filosófica, quería evitar caer en el error de actuar aquí como hacía allá.
Deseaba que el nuevo espacio se me presentara en su singularidad, por lo que decidí observar y, simplemente, dejarme llevar. Esto me permitió, en un inicio, aclimatarme e introducirme en el proceso y, una vez que sintonicé con el enfoque reflexivo, fui reconociendo sus rasgos particulares.
Saltó pronto a la vista que conforme se desplegaba la indagación, ésta se teñía de un tono penetrante, dejando traslucir su naturaleza filosófica.
Otro contraste, que tardó más en expresarse, fue la perspectiva a través de la cual las cosas que pasaba por alto no correspondían a procedimientos psíquicos inconscientes, sino a aspectos aún no enriquecidos con la sabiduría de la tradición filosófica.
Esto lo vi cuando, al recurrir a saberes que no han agotado su vigencia, experimenté la fuerza con la que éstos se actualizaban en mí, yendo más allá de su marco de origen y demostrando, así, ser independientes del género, edad, geografía o tiempo.
Con la potencia de estos saberes profundicé en mi interior, a la vez que me pude ver en el espejo de la filosofía, trascendiendo fronteras, épocas y culturas.
Llegada a este punto supe que, al fin, había encontrado el lugar que había estado buscando. Me sentí acompañada por la claridad de los sabios que me precedieron, contemplé la luz que dejaron sobre el mundo y comprendí aquello a lo que se habían referido que, en ese momento, tomaba la forma de un saber saboreado que reverberaba en lo profundo con sencillez y contundencia.
Al encontrarme en esta instancia me sentí de nuevo en casa, con ganas de crecer desde ese lugar y dejando en el olvido aquel otro espacio en donde, al tratar el mismo asunto, éste había sido, llanamente, pasado por alto.
Abandoné aquella actitud de observadora pasiva y pasé a protagonizar la de una colaboradora activa, profundizando en el tema de mi interés e involucrándome cada vez más.
Tras tomar las riendas de la indagación y tener la disposición a entregarme al proceso, los encuentros se volvieron más ágiles, las perspectivas rebosaban de sentido y las reflexiones adquirieron mayor consistencia.
Nuevas posibilidades se desplegaron, como en un espectro radial, tornando más agudo el diálogo. Cuando tuvo lugar este compromiso fue cuando comenzó, propiamente, el asesoramiento filosófico.
Luna de noviembre, 2025
Zuleika Lovera
Zuleika Lovera es filósofa asesora especializada en acompañar procesos de autoconocimiento integral, donde mente, cuerpo y espíritu se entrelazan para promover un cambio de conciencia profundo.
Desde su práctica, ofrece espacios cálidos de diálogo y reflexión para integrar lo que emerge del interior en armonía con la vida cotidiana.
Trabaja tanto de forma individual como grupal, presencial y en línea, abriendo puertas a nuevas formas de ser y pensar.
