Philosophical Counseling: el asesoramiento filosófico

El asesoramiento filosófico es la denominación con la que se ha traducido en España una nueva práctica profesional, conocida internacionalmente como Philosophical Counseling.

Según la idea dominante de la calle, los temas de la filosofía están totalmente alejados de los problemas cotidianos de la gente. Para la mayoría, la filosofía es una ardua y árida disciplina intelectual de poca o nula utilidad práctica en su vida.

Sin embargo, esta idea está cambiando con rapidez en las últimas dos o tres décadas, a medida que nos van llegando los ecos de un gran movimiento a nivel mundial que precisamente trata de recuperar la concepción antigua de la filosofía como modo de vida.

El asesoramiento filosófico, participa de este nuevo intento por recuperar la capacidad de la filosofía de permanecer cerca las personas e intentar mejorar la vida de la gente. Se trata de una nueva modalidad de relación de ayuda, en la que un consultor filosófico (o filósofo asesor) acompaña a un consultante en la revisión y reflexión de aquellos aspectos de su vida que le inquietan o le están impidiendo vivir con autenticidad y satisfacción. De hecho, en la medida en la que no nos conformamos con vivir según los dictados de la costumbre o de criterios externos a nosotros, -bien sean familiares, culturales, sociales, religiosos, etc.- somos potencialmente filósofos. El asesoramiento filosófico, en este sentido, es una práctica que acompaña a las personas en el trabajo de revisión y reflexión del sistema de creencias (conscientes o no conscientes) que conforma su modo de vivir.

El asesoramiento filosófico parte del supuesto de que todos podemos ser los artífices de nuestra filosofía de vida. Nuestras conductas están sostenidas por un sistema de creencias que limitan nuestro modo de percibirnos y de percibir el mundo y que conforman el marco desde el que nos interpretamos y desde el que interpretamos la realidad.  A través del trabajo que se realiza en la consulta filosófica, el consultante va tomando conciencia y va esclareciendo los supuestos filosóficos que fundamentan su modo de vida, y esta oportunidad de explorar y comprender la naturaleza de sus emociones y de sus acciones posibilita, a su vez, que el consultante descubra opciones nuevas de vivir de un modo más armónico, creativo y genuino.

Los asuntos susceptibles de ser tratados en la consultoría filosófica ocupan un amplio espectro;  a veces, el consultante trae a consulta cuestiones generales como el sentimiento de falta de sentido, el deseo de una mayor comprensión de sí mismo, o una sensación de estancamiento; pero también constituyen motivos de consultoría filosófica problemas específicos como dificultades para tomar una decisión, problemas familiares, insatisfacción laboral o dificultades en las relaciones interpersonales (de pareja, con los hijos, etc).

Este enfoque asume que en la base de las conductas y las dificultades cotidianas están implicadas cuestiones de naturaleza filosófica. Así, por ejemplo, problemas con las personas que constituyen nuestro mundo de relaciones, a menudo involucran conceptos como el de amistad, amor o dignidad;  cuestiones éticas como el derecho a separarte, la responsabilidad hacia los hijos, la obligación moral hacia un familiar enfermo; o cuestiones existenciales como la elección de un modo auténtico de vivir.

A sabiendas de que nuestra vida es siempre la encarnación de una filosofía, de una concepción sobre el mundo y sobre nosotros mismos, al filósofo asesor le ocupa facilitar un espacio de confianza en el que pueda salir a la luz la filosofía íntimamente entretejida en nuestras actitudes, emociones y conductasEl objetivo es favorecer la coherencia interna desde el supuesto básico de que la reflexión filosófica alberga en sí misma una dimensión transformadora.

Es importante aclarar que el asesoramiento filosófico no funciona imponiendo una teoría filosófica como una guía para conducirse en la vida, es decir, no presenta un conjunto de verdades preconcebidas que prescriban un modo específico de vivir, sino que facilita una comprensión filosófica que favorece el crecimiento desde la genuinidad individual del consultante. La relación que se establece es una relación tal que respeta de un modo profundo la particular forma de estar en el mundo del consultante pero que, a su vez, favorece la comprensión de sí mismo y de la visión particular de su mundo.

El Asesoramiento filosófico es, por tanto, un intento por acercar de nuevo la sabiduría filosófica a nuestra vida concreta cotidiana. No se trata, sin embargo, de ofertar recetas filosóficas sobre cómo debemos vivir nuestras vidas. Su perspectiva no es psicológica, ni médica, sino existencial y filosófica. No busca en las dificultades que le plantean los consultantes indicios de trastornos o disfunciones psicológicas, sino que ve en ellas, retos derivados del recorrido vital de la persona.

Fuente| www.carmenzanetti.es

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