Sobre la seducción y el deseo. ¿Qué tipo de deseo es el que anhela el fondo de nuestro ser?

Hablamos de seducción, cuando algo nos atrae. Estamos deseando continuamente, siempre hay algo que desear. Se consigue el objeto del deseo y ya estamos listos para sentirnos atraídos por otra cosa que no tenemos y le concedemos un valor, aunque no sepamos muy bien por qué tiene valor. 

El deseo funciona en nosotros como el motor de nuestro día a día: nos movemos por deseos y temores. Los budistas dicen que la fuente del sufrimiento es el deseo, porque es perecedero y cambiante y señalan también que hay que erradicar el deseo. Pero ¿y si hay un deseo- anhelo que no hay que erradicar? ¿Como seria este tipo de deseo?, ¿cómo sería un anhelo que seduce y atrae, pero de una forma diferente? 

Todas las religiones han creado narraciones sobre esta seducción, anhelo o deseo innato de indagar. Así p. ej., en el cristianismo temprano, Agustín de Hipona la llama el santo anhelo; en el Zohar judaico, se dice que “todas las cosas están llenas de un profundo anhelo de aproximarse a los rayos que emanan del punto sagrado”. En el budismo zen, el deseo-anhelo es sustituido por el intento cotidiano y persistente de vivificar la inmanencia desde el punto de vista de nadie.

El Maestro Eckhart, por ejemplo, emplea el término alemán “Grund”, que se podría traducir por el anhelo de vivir conectados a nuestro fundamento o fondo. Aquí usaremos el termino dimensión absoluta, porque es un anhelo o atracción hacia algo que no está en relación con nada, que pueda ser útil a nuestra identidad biográfica o a nuestro yo construido, es decir, relativo a aquello que creemos ser: estudiantes, trabajadores, emprendedores, hijos, padres, amantes, artistas, etc. El yo que creemos ser no para de desear y proponerse nuevos objetivos para conseguir llenara una falsa carencia.

El fondo del ser –o la dimensión absoluta–, por el contrario, nos produce un anhelo o deseo de habitarlo, porque aparece a nuestra percepción como más real que la propia realidad. Es como si tuviéramos la seguridad de que eso que percibimos como fondo tiene un grado de certeza, que está basado en una experiencia propia, intima e inexplicable, motivo por el que nos sentimos atraídos para conocerlo, indagar sobre él y experimentarlo. El atractivo que genera, provoca, desencadena por la dimensión absoluta es un anhelo del aspecto de nosotros, que es el fondo de nuestro ser y se presenta como vacío de formas conocidas. Quizá el atractivo radique en que este fondo se presenta como la fuente de toda forma. 

Seguimos sintiéndonos atraídos por la indagación del fondo, porque nos permite degustar el amor incondicional, nos permite sentir la conexión con el ser de los otros y percibir el contento o alegría, a pesar de las circunstancias cambiantes adversas o no.

Desde un punto de vista antropológico, la dimensión absoluta es una condición del ser humano; es sutil, se escapa al lenguaje y es difícil de formular, porque cae fuera de la esfera del deseo cotidiano, que está guiado por la voluntad consciente o el interés por conseguir un fin para satisfacer una necesidad. Esa seducción y anhelo es una fuerza vital fundamental, que invita a adentrarse en ella. Es un principio antropológico siempre activo, sin puntos de apoyo para formularlo.

La dimensión absoluta invita a que nuestra creatividad indague libremente, investigue, deguste y esté atenta a las señales de esta otra dimensión. La naturaleza de esta seducción huye de las ortodoxias religiosas y huye también de creencias, es decir, huye de lo no experiencial, es libre para expandirse de la forma que cada individuo crea más conveniente, dadas sus características personales, culturales, etc. 

En la filosofía de Spinoza, encontramos una ayuda para entender la seducción que ejerce la dimensión absoluta en el ser humano, ya que él diferenció claramente entre el conatus (deseo-anhelo), del conatus consciente de sí mismo, que es un deseo de algo determinado. La idea de conatus en la filosofía de Spinoza es una tendencia a abrir al máximo la capacidad de ser afectado. 


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